“Ayer cuando caminaba hacia casa, por la calle iban charlando dos chicas jóvenes detrás de mi, pude escuchar que hacían planes para ir a algún lugar, y entonces una de ellas dijo: “uf, tía, es que me he puesto mala, y es un rollo”. Sin lugar a duda lo que quería decir era que le había bajado la regla, que estaba menstruando.
Esto me hizo reflexionar bastante en cómo integramos en el lenguaje significados tan importantes y lo dejamos pasar por alto, y la increíble fuerza que tiene en el inconsciente colectivo el poder de las palabras y cómo lo vamos transmitiendo a nuevas generaciones.
¿Porqué el estar en un ciclo hormonal concreto, en este caso menstruando, está recogido en la jerga lingüística como algo “malo”, aún hoy en el siglo XXI?
Es cómico y paradójico al mismo tiempo, si tenemos en cuenta los avances industriales, tecnológicos y científicos habida cuenta en el presente. Es incluso absurdo que aún tengamos “las mujeres” ese legado atávico integrado aún en el día de hoy.
Las jóvenes de hoy o los Millennials, jóvenes entre 25 y 40 años y menores, son de una generación digital hiperconectados y con altos valores sociales y éticos, ésta es la definición de este grupo, por tanto, es crucial también que en ciertas áreas mantengan cierto rango de coherencia.
Sin embargo, vemos que aún arrastran ciertos valores de tiempos remotos en su forma de hablar, y lo peor aún, se sigue transmitiendo.
Mucha gente no sabe el valor que pueden tener las palabras, algunos eruditos de la new age (Gregg Braden, Wayne Dyer, L. Hay, etc.) o del nuevo conocimiento basado en la evolución personal, incluso afirman que la palabra “crea” y lo que sale de nuestra boca se expande a nivel energético creando así la realidad de lo hablado.
Si me baso en esta teoría estaríamos diciendo que si yo utilizo esta palabra “mala” (como enfermedad, malestar, incomodidad, etc.) cuando estoy menstruando, muy probablemente mi sistema físico atiende a lo que yo estoy diciendo, y muy seguramente no estaré muy cómoda con el ciclo en cuestión.
De otra parte, si en vez de esto uso palabras más coherentes con el ciclo que estoy teniendo, bien sea: Tengo mi ciclo, estoy el con periodo, o simplemente no le ponemos ningún tipo de calificativo, y mucho menos negativo, estaremos siendo mucho más benévolos con nuestro cuerpo.
Actualmente se sabe que nuestro cuerpo escucha “lo que nos decimos”, y es tan obediente que atiende dichas palabras.
La cuestión es que no existe una buena educación en estas áreas y continuamos transmitiendo y heredando comportamientos de tiempos remotos que no tienen nada que ver con nuestra era actual.
Sí, es importante que traigamos al actual sistema métodos de relación arcaicos como fue la relación que tenían con la madre tierra, el cuidado de la misma, el estudio de la tierra y todo ser vivo, para cuidar como lo cuidaban antaño. Hay aspectos ancestrales remotos que se han ido perdiendo y desvalorándose, esto sí es importante que lo miremos y que lo expandamos, pero dejemos atrás conceptos que nos llevan a estigmatizar ciertos momentos en negativo, ahora es tiempo de haber aprendido sobre todo lo pasado, es tiempo de positivar todos esos conceptos y dar una nueva vida a todos los pequeños que están naciendo, para que su futuro cambie a mejor. Dejar atrás ciertas tradiciones atávicas como la menstruación y buscar nuevos comienzos para amar algo tan sagrado como es esta sangre que tiene el poder de que las mujeres puedan dar otras vidas…”