Hoy quiero dejaros mi experiencia con mi menarquia, fue hace ya mucho tiempo no sé exactamente si fue en 1980 o 1979, lo que sé y lo recuerdo como si me viera es que fue un 16 de julio, día de mi cumpleaños de los 14 años. Hacía un calor sofocante de verano aquí en el sur, en Sevilla, mi madre nos ponía una pequeña piscina en la azotea, estaba jugando y bañándome, cuando me fui ya a secar y a cambiar de ropa, aún recuerdo ese bikini de cuadritos que me encantaba, cuando me lo quité vi que estaba manchado, me limpié bien y efectivamente era sangre, ¡¡mi primera regla pensé!!. Fui corriendo a mi madre y se lo enseñé, lo primero que me dijo fue: – ¡ea ya te has desarrollado!!…como si antes de eso no estuviera desarrollada vamos, pensé¡¡. Ese día lo recuerdo bien, sentí que me trataba como cuando enfermaba, me dio unos pañitos de algodón para que me los pusiera en las braguitas, (aún no se usaban las compresas, pero vinieron al poco tiempo),me dijo que me sentara tranquila y descansara, que había entrado en una etapa donde tenía que tener mucho cuidado con los hombres y sobre todo que no me sentara nunca en los baños de los bares ni en lugares que no fueran de mi confianza porque me podría contagiar de algo…(madre mía que momentazo, ¿pero qué ocurría?).También recuerdo que en esos años se decía que no podía tocar las plantas porque las quemaba, y tampoco podía hacer mahonesa porque se cortaba…¡¡cuántas cosas raras pensaba!!.
Ella me transmitió lo que a ella le habían transmitido sin duda, y como lo sabía de la mejor manera. Pero también me dijo: Ahora tienes otro poder importante, serás capaz cuando quieras de dar una nueva vida. Esto sí que se quedó grabado en mi mente. Con el tiempo supe que todas esas cosas que se decían provenían de los tabúes que habían sido heredados de generaciones atávicas.
En mi familia al ser la mayor me había hecho con el rol de cabeza de familia, ya que mi padre desapareció al poco de yo nacer, así que entre que este dato hacía sus inclemencias en mi personalidad, y que además a ella le hubiera gustado traer a un niño para que, precisamente, hubiera un hombre en casa, mi inconsciente estaba más que jaqueado. Después de mucho años de aquellos cuando empecé a trabajar conmigo misma y con profesionales en terapia se vió claramente lo que os contaré ahora.
Mis reglas fueron de lo más dolorosas, eran exactas a los 28 días sí, pero terriblemente dolorosas y es que si yo tenía que solventar muchas de las tareas que son destinadas a los hombres obviamente la parte femenina era rechazada, por tanto mis reglas cursaban con dolores tales que recuerdo que un día tuvieron que llevarme de urgencia al hospital porque no podía ponerme recta…conforme fue pasando el tiempo y fui asistiendo a terapia para recomponer mejor mi existencia y fui aceptando la mujer que llevaba dentro, mis menstruaciones fueron siendo más amables hasta que llegó el día en que cursaron sin dolor. Por esto es primordial tener una educación basada en el reconocimiento de lo que realmente somos, mujeres. Amarnos tal y como somos y ordenar nuestras emociones a pesar de que nuestro entorno esté alterado, desestructurado o sea difícil. En tal caso hay que pedir ayuda y ser consciente de que todo tiene y puede tener solución.
Cuando mi regla fue integrada en mí con todo el respeto y cariño podía saber hasta el día exacto en que ovulaba y cuál era el pico máximo, de hecho mis hijos vinieron al mundo cuando justamente yo lo decidí. Nuestro cuerpo es un gran sabio si sabemos comunicarnos con él. Nuestras células están al servicio de nuestro Yo físico solo para servirnos de la mejor manera, trabajan y pelean con cualquier elemento extraño que entra en el sistema, siempre para defendernos. Es primordial que tengamos esa atención a nuestro cuerpo, y a nuestros ciclos. Somos cíclicas y debemos saber que no estamos igual cuando menstruamos que cuando ovulamos, nuestra energía cambia, nuestras hormonas bailan de diferente forma y esto es expresado por cada una.
En estos tiempos de carreras inmediatas, de clic en “me gusta” y donde la información es casi, digo casi, tan rápida como el pensamiento, tenemos que hacer espacio y tiempo para atender nuestro cuerpo como se merece, atender cuando estamos en premenstruación, en ovulación o en menstruación y saber utilizar esa energía a favor nuestra.
¿Por qué hay momentos del mes en que estoy más mustia?, ¿y porque en otros momentos estoy muy creativa y puedo comerme el mundo?, si queréis comprobarlo mirar en qué fase del ciclo estáis y daros la oportunidad de daros lo que os apetezca y entonces viene la magia, el cuerpo responde agradecido, es benévolo y sabe. Cierra los ojos, respira y pregúntale ¿qué necesitas hoy?, estoy segura que la respuesta te sorprenderá…no la dejes escapar.
Con amor MenarquiAmen.